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“O inventamos o erramos”
La ciencia como idea-fuerza en América Latina
Hebe Vessuri
Universidad Nacional de Quilmes, Editorial Bernal, 2007.
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El surgimiento de los estudios sociales de la ciencia en
América Latina coincidió y de alguna forma constituyó una respuesta a la emergencia de una cultura mundial, globalizada, con características sui generis, y que incide de manera muy directa sobre la comunicación y la producción científicosocial de nuestros países. Por un lado, la homogeneización cultural creciente que acompaña al proceso de globalización viene produciendo una simplificación de nuestras realidades con la consiguiente pérdida cultural. Asimismo, se favorece un recurso a pequeñas unidades sociales, desprovistas de consideraciones contextuales, en una tendencia a analizar las especificidades individuales y de mínima escala de agregación de las relaciones sociales, que también hace perder de vista las unidades de significación intermedia, como países, estados, etnias, clases y estamentos. Frente a este proceso, los estudios sociales de la ciencia en la región introdujeron un componente de exploración y visibilización de la incorporación activa de las sociedades latinoamericanas a los procesos de internacionalización del campo científico.
Ya no se trata simplemente de ver el proceso de difusión de la ciencia europea al resto del mundo, sino de la apropiación del saber científico y su institucionalidad por parte de los grupos científicos y sociedades latinoamericanos, la valorización de la actividad local y la importancia de los procesos por los cuales fue construyendo (y a veces destruyendo) el sentido de la identidad nacional, étnica o colectiva en nuestras sociedades.
Los estudios sociales de la ciencia en América Latina podrían ser vistos como parte de los esfuerzos por asegurar la comunicación intercultural, con una mayor conciencia de los determinantes y especificidades culturales de los diferentes ámbitos nacionales y lingüísticos por parte de la investigación social. A lo largo de los últimos treinta años han aparecido nuevos temas, nuevas narrativas, nuevos interlocutores. Las posibilidades de investigaciones novedosas y útiles se han multiplicado, así como también la de otras tantas agendas para la investigación social.
Algunos temas siempre me han motivado. Así, hablaré brevemente de tres de ellos, con la idea de establecer un nexo con los trabajos que siguen. En primer lugar me referiré a la narrativa, la memoria y la crítica. Un segundo tema que nos ocupa en este libro es el de la relación de los científicos con la sociedad, y fundamentalmente con su cultura y valores. Finalmente, un eje problemático que como investigadora en una región del mundo en desarrollo ha marcado mi aproximación al conocimiento como desafío, ideafuerza y aspiración para nuestras sociedades es el tema del desarrollo.
En el mundo contemporáneo las cuestiones ligadas al conocimiento se mueven en un frente amplio, que va desde los discursos especializados de la política científica y la educación superior, hasta el escenario de la moderna política de la globalización y la competitividad. Siendo, como se predica, el conocimiento un aspecto definitorio clave del mundo actual y futuro, no puede sorprender a nadie que se vuelva una noción cada vez más políticamente cargada, en la cual una gama de intereses diversos pretenden prevalecer.
Tanto en países desarrollados como en aquellos en desarrollo, los gobiernos parecen haberse dado cuenta de que el compromiso de la ciudadanía es vital para asegurar que la ciencia y la tecnología satisfagan las necesidades de la gente. Somos testigos de intereses e inversiones internacionales sin precedentes que vinculan la ciencia y la tecnología con el desarrollo.
Especialmente desde la década pasada viene dándose un debate cada vez más tenso y divisivo, si bien rico y creativo, acerca de las condiciones de producción, diseminación y absorción del conocimiento en sociedades particulares. Entre los resultados que se fueron decantando de ese diálogo, a veces de sordos, está el reconocimiento de que ya no basta con dejar estas cuestiones simplemente a la comunidad académica. El fuero académico se percibe cada vez más como una entre otras fuentes de interés relacionadas con el conocimiento, en circunstancias en que estas cuestiones adquieren creciente significación para grupos más grandes y heterogéneos.
“O inventamos o erramos”, insistía hace ya casi dos siglos Simón Rodríguez, ese ejemplar educador venezolano, quien tuvo una vida dura y comprometida con la realidad de un tiempo o región. La historia se ha encargado de confirmar múltiples veces que los enfoques educativos impuestos desde arriba no funcionan. Las soluciones educativas renovadoras se basan en el ensayo y el error, con un ciclo de retroalimentación basado en la experiencia misma. En la aventura del conocimiento en general y de la ciencia en particular también rinde el experimentar, el atreverse a recorrer caminos que van más allá de las modas aceptadas como verdades reveladas. La inquietud que ha movido los intereses reunidos en este libro, inspirados en el desafío de Rodríguez, es desentrañar las raíces de nuestra subordinación melancólica como periferia de la historia y el presente, con énfasis en las oportunidades y virtudes de hacer camino al andar, abriendo trochas, reuniendo los pedazos de nuestra identidad fragmentada. La ciencia ha sido una ideafuerza en la región latinoamericana que en algunos momentos logró aglutinar voluntades, pero siempre fue insuficiente y casi nunca logró cuajar en un aparato científico con dinámica propia. El poder político y económico en la región ha usado la ciencia en el discurso retórico pero raramente como instrumento de desarrollo social, cultural y económico. El potencial, sin embargo, está allí, la “cátedra sumergida” puede aflorar un día en todo sus esplendor. ¿El siglo xxi podría ser el siglo de la ciencia para América Latina?
como citar este artículo → Vessuri, Hebe. (2011). "O inventamos o erramos". La ciencia como idea-fuerza en América Latina. Ciencias 102, abril-junio, 58-59. [En línea]
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