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La planta llamada Ginseng
Las Esporas de Lycopodium clavatum y el condón |
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Jaime Jiménez |
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La planta llamada Ginseng La palabra ginseng proviene de la palabra china “yin-shen” que significa “imagen de hombre”, debido a la semejanza de la raíz a una figura humana. De acuerdo a la tradición china, la planta puede ayudar a superar la debilidad humana, incluso ocasionada por la vejez, ya que aumenta la juventud, el vigor y la longevidad; por la semejanza de la planta (raíz) a la figura humana, esta debe servir para el cuerpo humano (lo semejante cura lo semejante). Así, las raíces más viejas alcanzan mayores precios, pues tienen una mayor conformación, y supuestamente, tienen mejores características. Tal vez por la extendida fama de la hierba, Lineo describió al género de la planta con el nombre de Panax (Panax ginseng, es el nombre científico de la especie), palabra derivada del griego “panakeia” (en español panacea), que significa remedio universal. Los primeros emperadores chinos creían que la planta aumentaba la fertilidad, prolongando la edad y evitaba la fatiga física y mental. Era tan apreciada que incluso se podía utilizar para pagar los impuestos al gobierno. En el siglo XVII los europeos enviaron muestras de esta planta a su continente como mercancía y con la intención de cultivarlas (cosa que nunca lograron). Es interesante señalar que existe un ginseng americano (Panax quinquetoliuos) con poblaciones silvestres importantes en Canadá y Estados Unidos. A raíz del conocimiento de los usos chinos, la Compañía (Francesa) de las Indias fue la primera en exportar ginseng a Oriente y Europa. Posteriormente, hubo otros exportadores; incluso hay un informe que indica que en 1789 Daniel Boone colectó y exportó esta planta. La insaciable demanda China de la planta provocó que las poblaciones naturales de las especies peligraran en varios países como Canadá, Corea, Nepal y la propia China. Ello determina que se desarrollaran plantaciones en Oriente y en Estados Unidos. En la década de 1970, algunos simposia y reportes de investigación realizados en Corea del Sur, señalan que la hierba estimula la síntesis de proteínas, disminuye el colesterol y el azúcar de la sangre, regula la tasa metabólica y evita o disminuye el estrés. Además, los coreanos reivindican el uso externo en shampo, jabón, lociones capilares, y suponen que los caballos de carrera tienen mejor actuación si lo ingieren como alimento (ojo, aficionados al hipódromo). Algunos investigadores soviéticos, búlgaros, japoneses y suecos aseguran que el ginseng es útil para tratar el estrés; en particular, el Comité ginseng de la Academia de Ciencias de la URSS, ha llevado a cabo extensas investigaciones, señalando que los cosmonautas y atletas lo consumen para disminuir la fatiga. Los alemanes (RFA) han desarrollado cremas faciales, aspirinas y preparados vitamínicos. Muchos investigadores estadounidenses ven con escepticismo el mencionado valor curativo del ginseng, e incluso, la oficina encargada de controlar el uso de alimentos y drogas no aprueba su utilización medica. Además existen antecedentes de demandas judiciales en contra de vendedores del producto (en E.U. no esta prohibida su venta), pues algunos compradores aseguran que el tratamiento con la planta no les sirvió para su enfermedad o no les estimuló la sexualidad. Algunos médicos atribuyen al ginseng problemas relacionados con la presión alta, malestares menstruales, diarrea y erupciones cutáneas. A pesar de estos señalamientos, en Estados Unidos es común encontrar extractos líquidos, cápsulas, goma, dulces, cigarros elaborados con la hierba, productos, todos ellos, recomendados por sus vendedores para reumatismo, anemia, insomnio o como afrodisiaco. También existe un coctel llamado “Ginseng Rush” y algunas compañías producen cosméticos, jabones, colonias, perfume y shampúes. Curiosamente Estados Unidos es un productor importante, pero al mismo tiempo compra ginseng en Oriente para venderlo a México, Reino Unidos, Hong Kong y Canadá. El uso del ginseng en México es relativamente reciente y puede adquirirse en tiendas naturistas o en algunos almacenes (en shampo o en cosméticos). Pero falta conocer la opinión de los usuarios y de los médicos, para saber si las virtudes, varias veces descritas, son ciertas. Sobre todo habría que comparar su efectividad con las innumerables plantas mexicanas de uso tradicional o con los inmejorables chiqueadores mexicanos.
LAS ESPORAS DE LYCOPODIUM CLAVATUM Y EL CONDON Uno de los pilares en la prevención del SIDA es el uso del condón, pues se ha comprobado que impide el contacto de los fluidos corporales; esto ha propiciado una gran reactivación en la fabricación de tales aditamentos, con una diversidad de estilos y presentaciones realmente loable. Dentro de la gama de posibilidades que existe, hay un condón que no lleva líquido lubricante y que tiene como elemento antiadherente esporas de Lycodium clavatum L., que ya antes fueron utilizadas en guantes quirúrgicos, en polvos cosméticos, como absorbente en shampúes, como antiadherente en moldes de algunos metales, en cápsulas y también en supositorios. El problema de estas esporas es que causan reacciones alérgicas que van desde dermatitis hasta asma, dependiendo del tipo de contacto que se haya tenido con ellas. Así se pueden presentar reacciones en los obreros que preparan píldoras y supositorios; en los obreros metalúrgicos que preparan los moldes con antiadherente; en la gente de teatro por el uso constante de polvos cosméticos y en los usuarios de shampúes y de píldoras. Otros problemas se han detectado cuando las esporas de Lycopodium entran en contacto con heridas en general (por el uso de guantes quirúrgicos) o del ano (por el uso de supositorios), es el desarrollo de granulomas —grupos de células epitelialoides, células gigantes multinucleadas, linfocitos y fibroplastos, con pareas de necrosis— que simulan enfermedades neoplásticas, como cáncer o granulomas infectivos, provocados por bacterias como tuberculosis o sífilis. Afortunadamente estos granulomas no son letales y pueden ser extirpados sin problemas. Ahora bien, aunque no sería conveniente opinar sobre los diferentes gustos y prácticas en el uso de este tipo de preservativo, sí queda claro que sólo hay dos alternativas: usar otro tipo de condón o afrontar algunas de las posibles molestias que provoca el condón. |
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Referencias Bibliográficas Carlson, A. W., 1986, Ginseng: America’s Botanical Drug Connection to the Orient, Econ. Bot., 40(2):233-249. Balick, M. J., and J. M. Beitel, 1988, Lycopodium spores found in condom dusting agent, Nature, 332:591. |
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Jaime Jiménez Herbario, Facultad de Ciencias, UNAM.
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