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Investigación al desnudo |
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Susana Biro
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Hace poco tiempo una compañera de trabajo me comentó que se iba de paseo al
Reino Unido. De la manera más egoísta, le sugerí que visitara el Darwin Centre
en Londres para que después me platicara de él. Puesto que es bióloga, Alejandra
Alvarado ya tenía pensado ir al anexo recién agregado al famoso Museo de Historia
Natural de ese país. Así que mientras ella paseaba por el museo no tuve más
remedio que darme una vuelta por su página en red.
Con cerca de 70 millones de especímenes, el Museo de Historia Natural del Reino
Unido tiene una de las dos colecciones de seres vivos en conserva más grandes
del mundo (la otra pertenece a la Smithsonian Institution en los Estados Unidos).
Hasta hace un par de años todas las colecciones, los laboratorios y las exposiciones
para el público estaban albergados en su único edificio, donde tienen una zona de
trabajo, una de almacenamiento y otra, completamente separada, de exposición.
Con el propósito de integrar las colecciones, los laboratorios de investigación
y el público, se construyó un edificio especial con una filosofía novedosa. El
Darwin Centre es una especie de palacio de cristal en el cual el visitante puede
ver prácticamente todo lo que ahí se tiene y se hace. En este momento están a la
vista de todos algunas partes de los departamentos, y ya se está planeando una
segunda fase con un nuevo edificio en el que se mostrarán principalmente insectos
y plantas. Y a sus investigadores, claro está.
La enorme y detallada página en red (http://www.nhm. ac.uk/darwincentre/
) de este nuevo museo nos ayuda a imaginar la cantidad y variedad de muestras
de la naturaleza que ahí se almacena, así como el tipo de trabajo que se hace
con ellas. Por medio de excelentes fotografías es posible asomarse a los ligeros
cajones que albergan diminutos insectos o a los voluminosos tanques para los
cetáceos enormes. Además se puede aprender acerca del trabajo de taxonomía
y sistematización que se lleva a cabo en este original espacio. Los proyectos
de investigación son tan diversos como el análisis del efecto que tienen ciertas
termitas africanas sobre el suelo que comen o la recopilación del adn de mosquitos
para seguir la dispersión de la malaria en el mundo. En esta página también se
encuentran algunas de las conferencias que imparten diariamente alguno de
los 350 investigadores que, además, reciben a los visitantes en sus laboratorios
mientras trabajan y responden sus preguntas. De esta manera se muestran no
solamente los resultados de la ciencia, sino también los procedimientos mediante
los cuales se llega a ellos.
Nos informan que el centro lleva el nombre de Charles Darwin porque este
importante científico realizó con gran éxito las tres labores que son la base de
este proyecto. A lo largo de su vida Darwin coleccionó e interpretó una gran
cantidad de información que, además, comunicó en uno de los libros de ciencia
más populares de su época, El Origen de las especies. Al mismo tiempo que el
equipo de investigación del centro agrega miles de nuevas especies a la colección
cada año, conserva muestras que han sido recolectadas desde el siglo xv. El centro
tiene colecciones antiguas como son las mariposas que envió desde Brasil Alfred
Russel Wallace, quien llegó a la idea de la evolución al mismo tiempo que Darwin.
También están ahí los pinzones que Darwin recogiera en las islas Galápagos, cuyos
picos de formas variadas fueron una de las pistas importantes en su camino para
entender la adaptación de los seres vivos a su entorno.
Alejandra regresó de su viaje y yo todavía no terminaba de ver todo lo que han
puesto en la red acerca del Darwin Centre. Me relató su experiencia de entrar a un
laboratorio donde estaban estudiando peces traídos del río Amazonas y sobre la
oportunidad que tuvo de ver de cerca algunos especímenes. A mi ávida pregunta
de qué fue lo que más le gustó, respondió sin dudar que lo más emocionante fue
ver los frascos de los especímenes recolectados por Darwin con las etiquetas que él
mismo escribió.
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Susana Biro
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, Universidad Nacional Autónoma de México.
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como citar este artículo → Biro, Susana. (2004). Investigación al desnudo. Ciencias 73, enero-marzo, 28-29. [En línea] |
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