Había sido una larga noche fría, oscura, pero con un cielo de estrellas brillantes. La tranquilidad y el silencio contrastaban con el correr del agua sobre las rocas, en el arroyo el murmullo de los grillos rompía el casi rítmico escurrimiento de las gotas del rocío. Por la mañana me llené de energía al caer los rayos solares sobre mis moléculas, sobre mis átomos; mis electrones se excitaron y fueron danzando de un orbital a otro; saltaron, y se regocijaron como chiquillos brincones a la hora del recreo en la escuela en el campo. Todo en mi alrededor se llenó de luz, de calor; el viento corrió a lo largo me estremeció de pronto un ente biológico; un herbívoro, se acercó peligrosamente, mordisqueó allá mordisqueó acá y yo, sin importar ser clorofila de hoja poética, dejé de existir como tal.
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Po, Alexis. 1991. El exterminio. Ciencias núm. 23, julio-septiembre, p. 71. [En línea]
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