bibliofilia |
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Order and diversity in the living world:
Teaching Taxonomy and Systematics in Schools
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Crisci, V., J. D. McInerney and Patricia McWethy.
UNESCO, 1993.
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“Los estudiantes, de todos los niveles, deben ser motivados
para valorar la biodiversidad, entender y apreciar el papel que tiene la sistemática biológica en preservar esta diversidad. Se les debe enseñar que la sistemática es más que la recolecta de ejemplares y el darles un nombre, que incluye métodos de investigación y razonamiento además de ser un medio de comunicación de la información y un sistema completo de retroalimentación informativa”. Con este objetivo en mente Jorge V. Crisci, Joseph D. McInerney y Patricia J. McWethy, apoyados por la Comisión para Educación Biológica de la Unión Internacional de Ciencias Biológicas en cooperación con la UNESCO, escribieron el libro Orden y diversidad en el mundo vivo: la enseñanza de la Taxonomía y la Sistemática en las escuelas.
Los autores se preguntan en este texto: ¿por qué enseñar orden y diversidad en el mundo vivo?, ¿por qué valorar la biodiversidad y la sistemática?
Argumentan que la gente debería tener un entendimiento básico de la biodiversidad para entender el mundo vivo y tomar decisiones acerca de su conservación. Esto no implica, remarcan, que todos los estudiantes o adultos se conviertan en especialistas, sino que tengan una clara idea de la diversidad biológica y el papel que los principales grupos de organismos juegan en la biósfera. Además, toda persona debería entender algo acerca de las interacciones entre los organismos vivos y el mundo abiótico y la forma en que esas interacciones afectan nuestro planeta. La biodiversidad, plantean, es importante para los humanos por razones utilitarias, científicas, éticas y estéticas.
El producto fundamental de la Taxonomía es un sistema de clasificación de los organismos vivos, inmensamente útil para guardar información y retroalimentarla. La sistemática se relaciona con la conservación, el monitoreo ambiental, las ciencias agrícolas, la biotecnología y la prospección geológica.
La educación debe desarrollar en los estudiantes un sentido de apreciación de la sistemática como una disciplina que les permita contestarse las siguientes preguntas:
a. ¿Por qué estudiar sistemática?
b. ¿Cuántos grupos diferentes de organismos hay en la Tierra?
c. ¿Cómo podemos organizar esta diversidad, de manera que podamos entenderla mejor? ¿Cómo podemos definir, nombrar e identificar a los organismos?
d. ¿Cómo puede nuestro sistema de organización permitirnos incorporar nueva información?
e. ¿Cómo se relacionan los organismos en la Tierra?
f. ¿Qué factores producen un incremento o un decremento en la diversidad y qué papel juegan los humanos en este proceso?
Crisci, McInerney y McWethy, plantean que los estudiantes, además de responder a las anteriores interrogantes, deberían comprender que nuestro sistema de clasificación es una construcción humana cambiante, lo cual es una lección fundamental que demuestra la naturaleza dinámica de la ciencia y el papel que las múltiples hipótesis juegan en el progreso científico. Por lo tanto, los salones de clase deben convertirse en lugares donde los estudiantes exploren, en forma regular, problemas interesantes utilizando herramientas biológicas importantes.
Para apoyar su objetivo, los autores, además de proveer una amplia bibliografía sobre investigación, enseñanza y discusión en esta área, incluyen como parte central de su libro dos grupos de ejercicios como ejemplos de enseñanza, divididos en dos rubros: actividades para niños de 6 a 12 años y actividades para jóvenes de 13 a 18 años.
En el primer caso, como puede imaginarse, se trata de ejercicios sencillos, pero claros, donde el objetivo fundamental es acercar al niño a las diferentes características de los objetos, seleccionarlos y registrar sus observaciones. Uno de los ejemplos utiliza imanes para separar objetos y el otro, a través de materiales diversos, hipótesis y conteos, lleva a los niños a entender el problema de la extinción de las especies de murciélagos.
En el segundo caso, entre las actividades dirigidas a adolescentes, los nombres son tan atractivos como: el método musical de aprender a clasificar; la clasificación de tuercas y tornillos; cómo construir claves dicotómicas; la clasificación de plantas y animales en una escuela pública; gatos confundidos; y filogenia: la relación entre taxonomía y evolución.
Todas las actividades contienen las instrucciones completas para que los maestros, con material relativamente fácil de conseguir y actividades lúdicas y procedimientos sencillos acerquen a los estudiantes al interesante mundo de la clasificación biológica.
Se trata de un texto altamente recomendable para maestros, que esperemos que pueda ser editado en español y promovido a nivel primaria y secundaria para los cursos de ciencias naturales, que motive en los niños el interés por entender la naturaleza y preocuparse por su conservación.
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Patricia Magaña Rueda
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autónoma de México.
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cómo citar este artículo →
Magaña Rueda, Patricia. 1994. Order and diversity in the living world. Ciencias, núm. 36, octubre-diciembre, pp. 84-85. [En línea].
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