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¿Preservar la naturaleza
para que no cambie
la sociedad?
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César Carrillo Trueba
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La imagen es bastante común en algunas ciudades
del Estado Español: viene caminando por la calle un negro con su colorida vestimenta —generalmente de algún país de África Occidental—, se detiene y despliega la tela que lleva bajo el brazo y la coloca en el suelo, en alguna calle transitada, un parque u otra vía pública. Coloca sobre ella varios discos piratas y, sin dejar de mirar hacia un lado y otro, con cierto temor dibujado en el rostro, trata así de ganar algunos euros para sobrevivir. Nunca es fácil ser ilegal, pero cruzar el Mediterráneo en una pequeña barcaza para hacerse de un empleo mal pagado, y ser maltratado, mal vivir, sólo para poder enviar algo de dinero a la familia implica varios grados de dificultad. El valor para hacerlo viene de la difícil situación que se vive en numerosas zonas de los países del llamado Tercer Mundo.
La imagen en la página opuesta pretende ser una inversión de esta situación. Aparecida en un número dedicado a la cuestión ambiental planetaria de El País Semanal —la revista que cada domingo acompaña al periódico El País, perteneciente al grupo español prisa, dueño también de cadenas de radio en Latinoamérica, como la W de México—, en ella vemos a un español mirando si no viene la policía mientras unos africanos vestidos a la manera occidental ven los discos que está vendiendo. “El cambio climático puede cambiarlo todo” reza la leyenda, conminando al lector a modificar su modo de vida y así evitar el cambio climático global.
¿Qué debemos entender de tal puesta en escena y del mensaje escrito que la acompaña? ¿Que se corre el riesgo de ver España africanizada? ¿Que si cambia el clima puede venirse a menos la economía? ¿O que los españoles se volverán indolentes, como piensan muchos de ellos que son los africanos y que por ello son pobres?
El clima hará de esta manera que se vean obligados a emigrar y vivir como ilegales en un país africano —que será templado según este escenario— y por tanto próspero. ¿Se trata entonces de un regreso al determinismo climático del siglo XVIII? ¿O simplemente de mostrar una situación que verdaderamente asuste a los españoles para que se sensibilicen a la cuestión ambiental? ¿Algo así como una pesadilla hecha realidad?
Sea cual sea la respuesta, sólo se puede decir que la imagen es poco afortunada, defiende una situación de gran desigualdad social, y casi raya en el racismo.
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César Carrillo Trueba
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autonóma de México.
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como citar este artículo →
Carrillo Trueba, César. 2008. ¿Preservar la naturaleza para que no cambie la sociedad? Ciencias número 90, abril-junio, pp. 58-59. [En línea]
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