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Las implicaciones del trabajo nuclear
Tecnología nuclear y política proletaria
 
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David Baena
     
               
               
La naturaleza del conocimiento científico y las
relaciones entre la ciencia y el capitalismo no pueden tratarse al margen del análisis general del marco histórico en que se desarrollan.
 
La discusión de los problemas relacionados con las implicaciones sociales de la tecnología no se presentan actualmente por casualidad, sino que corresponden a un momento de crisis cuya persistencia pone en cuestión la existencia del propio capitalismo.
 
Con esta base, en el Centro Nuclear de Salazar, los trabajadores hemos iniciado el análisis que fundamente una alternativa clasista relacionada con el uso y desarrollo de la industria nuclear y sus implicaciones. Algunos aspectos que más adelante se señalan, han sido aprobados por unanimidad en el último congreso general del SUTIN.
 
A partir del análisis de la historia de la tecnología, se observa que después de la postulación teórica de la mecánica y del avance de la ciencia en el siglo XVII, se sucedieron los descubrimientos de la energía química del carbón, las primeras máquinas, el uso del petróleo, el descubrimiento en el siglo pasado de la energía eléctrica y su utilización industrial en la primera mitad de este siglo. En concordancia con el desarrollo económico se desarrolló la ciencia.
 
Ahora, la actual fase se caracteriza por el descubrimiento de una nueva fuente de energía: la energía nuclear y un extraordinario progreso de las investigaciones científicas y tecnológicas, Cabe esperar mayor avance en el desarrollo de fuentes alternativas de energía. Sin ser la solución última, la utilización de la energía nuclear con reactores de fisión puede ser empleada en estos momentos, como fuente opcional de reemplazo, a escala industrial, de las fuentes convencionales.
 
Generalmente, al hacer proyecciones de demanda y oferta energética, se estima que las aportaciones de las fuentes convencionales (hidrocarburos, hidroelectricidad, carbón y otras) son limitadas e insuficientes, de acuerdo con el balance energético para el año 2000.
 
Por esta razón se plantea la utilización de nuevas fuentes a escalas industriales, de manera que se pueda satisfacer el consumo estimado con base en las tasas de crecimiento actuales.
 
Estas proyecciones muchas veces son exageradas, y en su caso están sujetas a múltiples variables.
 
Desde distintos ángulos se ha planteado la necesidad de aprovechar la energía nuclear, por lo que en diferentes países se ha intensificado la investigación científica en torno a este tipo de energía y sus aplicaciones, al tiempo que se recomienda la adopción de medidas de protección y ahorro de las reservas energéticas clásicas.
 
El desarrollo de la energía nuclear a escala industrial no ha estado exento de dificultades. Su origen y potencial utilización bélica le confiere características particulares. En los últimos años, se ha aplicado para la generación de electricidad, lo cual ha sido motivo de cuestionamiento, básicamente por el hecho de existir problemas técnicos no resueltos; por la eventual afectación al medio ambiente y a la salud y la posibilidad de utilizar los materiales nucleares con propósitos no civiles.
 
El creciente debate ha llevado a los países desarrollados a revisar sus planes e instalaciones nucleares, debido a la oposición de la población a estos proyectos y en algunos se ha suspendido definitivamente mientras que en otros se limitó severamente la expansión nucleoeléctrica.
 
Muchos países subdesarrollados se han propuesto utilizar la energía nuclear. Algunos de ellos tienen en marcha ya varios proyectos nucleoeléctricos.
 
Para los países subdesarrollados existen dificultades adicionales, entre otros, los problemas derivados de la transferencia de tecnología y de las implicaciones políticas, Por lo que antes de decidir la incorporación masiva de la energía nuclear en nuestros países habría que resolver varias cuestiones básicas, tales como, la filosofía propia para la utilización de la energía nuclear y viabilidad; la magnitud y características del programa nucleoeléctrico; las condiciones en que deberá de utilizarse considerando las implicaciones tecnológicas, sociales, financieras políticas y ecológicas; cuestiones que deben decidirse con la más amplia y democrática participación de la población.
 
En la presente época, la energía nuclear es la única fuente alternativa de energía, disponible a escala industrial No obstante, el resto del siglo seguirá siendo caracterizado por el uso de hidrocarburos para la generación eléctrica. La contribución nuclear, a pesar de su incorporación masiva, no es suficiente para resolver los problemas mundiales de energía.
 
Asimismo, debe considerarse que la energía nuclear es la alternativa actual, pero también es una industria con importantes implicaciones técnicas, de costos y riesgos. La crisis económica capitalista ha afectado fuertemente a la industria nuclear, lo que ha traído como consecuencia la disminución del número de reactores de potencia vendidos por las empresas nucleares y, por tanto, la dificultad para recuperar las inversiones y aún los costos de amortización.
 
Políticamente la industria nuclear es un factor de rivalidad imperialista, que incluso ha dado lugar a fricciones entre países capitalistas desarrollados en la disputa por el control del supermonopolio. Estados Unidos pretende el dominio absoluto impulsado por su política general, tendiente a incrementar la carrera armamentista con énfasis en artefactos nucleares.
 
Los riesgos de la energía nuclear derivan de su origen bélico, pero no solamente de esta circunstancia. El trabajo con minerales y material radiactivos, su procesamiento y el manejo de combustibles nucleares son operaciones que implican riesgos. El desarrollo tecnológico ha permitido resolver muchos de estos problemas si bien aún quedan otras dificultades. Es preocupación de las industrias nucleares superar constantemente los diseños y, de hecho, la tecnología nuclear alcanza cada vez mayores niveles de complejidad, lo que significa una verdadera revolución con posibilidades muy amplias dependiendo de la orientación que se dé al uso de la energía nuclear.
 
Los dispositivos de seguridad se perfeccionan con cada nuevo diseño de reactores; se intensifican los trabajos para el almacenamiento, administración de combustibles irradiados y disposición final de desechos radiactivos, se desarrollan nuevas técnicas para el reprocesamiento; se establecen legislaciones severas y reglamentos estrictos, etcétera.
 
Sin embargo, una preocupación creciente se refiere al impacto de la energía nuclear en el medio ambiente, particularmente, en la afectación a la naturaleza. Esta preocupación se expresa desde diferentes ángulos e incluye a quienes ven estos problemas con una visión biologista del mundo: el ecologismo.
 
Según Marx, la sociedad que se desarrolla en ausencia de planificación, deja tras de sí un desierto. En efecto, garantizar las mejores condiciones de salud y de utilización racional de la naturaleza, no es problema solamente técnico, sino esencialmente político, pues planificar el desarrollo nuclear supone la planificación de la economía en su conjunto.
 
El desarrollo de la ciencia y la tecnología que da origen a la industria moderna, no implica necesariamente la destrucción de la naturaleza y de la humanidad. Este es un problema relacionado con la política, el cual no es posible resolver en el marco del capitalismo.
 
La industria pesada y la técnica moderna son la base material para la reorganización de la sociedad bajo la dirección de la clase obrera. El impulso a industrias de punta, como la nuclear, es inevitable en nuestra época. Pero esto no supone que los trabajadores hagamos abstracción de las condiciones en que se promueven este desarrollo, ni que debamos apoyar el desarrollo per se de la industria, tampoco hacer a un lado las consecuencias de la industrialización sobre el medio ambiente. No hay razón para contraponer al movimiento obrero con la preservación del medio ambiente y las aplicaciones de la ciencia para satisfacer necesidades humanas.
 
En el caso de la energía nuclear debemos considerar que esta no es una panacea. Los trabajadores debernos disponer de una política proletaria propia al respecto y no ser asimilados acríticamente por los intereses del Estado y de las empresas nucleares. Nuestra política debe ser global y determinante en el para qué y para quién se desarrolla la ciencia y la técnica.
 
La energía es la base de la economía, pero la energía para ser utilizada racionalmente requiere estar bajo el control del poder político del proletariado. No puede haber generación y uso racional de la energía mientras exista un desarrollo social basado en la competencia capitalista.
 
Sin poder obrero, la generación de energía no dará lugar a la elevación del nivel de vida del pueblo, ni mejorarán sus condiciones de existencia. El simple crecimiento de la generación de energía no supone la elevación del nivel de vida de la población trabajadora.
 
Los trabajadores nucleares de México hemos promovido el uso de la energía nuclear pero también hemos señalado que el Programa Nucleoeléctrico Nacional no debe significar solo la instalación de cierto número de centrales y la generación de una determinada cantidad de megawatts. El programa nuclear de los trabajadores debe poseer un contenido tal, que incluya una clara orientación acerca del uso de la generación nucleoeléctrica; el impulso de la técnica moderna en la industria y en el campo; un uso adecuado de los recursos naturales; condiciones óptimas de seguridad y salud para los trabajadores y la población, así como la preservación del medio ambiente, mediante el uso racional de la naturaleza.
 
La definición del Programa Nucleoeléctrico Nacional traerá como consecuencia la elevación del numero de trabajadores nucleares dedicados a las diferentes actividades en materiales, minerales y fuentes radiactivas y, por tanto, aumentará también el número de sitios en el país para instalaciones nucleares, minas de uranio, etcétera, con las correspondientes implicaciones industriales, ambientales y de salud para los trabajadores y para la población en general.
 
Desde hace muchos años se sabe que las radiaciones ionizantes producen daño aún en dosis menores a los límites equivalentes aceptados internacionalmente. De manera que los trabajadores nucleares ocupacionalmente expuestos a las radiaciones ionizantes estamos sujetos a la eventualidad de sufrir los efectos estocásticos de la radiación, en la operación normal de la industria nuclear. Habrá que considerar, también, las implicaciones derivadas de accidentes y la eventual afectación a la población y al medio ambiente.
 
Necesitamos, por tanto, definir una política al respecto, con la participación amplia de las fuerzas democráticas y revolucionarias.
 
El desarrollo nuclear debe considerar, entre otros, los siguientes aspectos:
 
1. Las operaciones en la industria nuclear deben desarrollarse considerando, con la más alta prioridad, las implicaciones para la salud y la seguridad de los trabajadores, ocupacionalmente expuestos a las radiaciones ionizantes, y de la población.
2. En la industria nuclear deben existir óptimas condiciones para la vida de los trabajadores durante el trabajo con minerales, materiales y substancias radiactivas así como fuentes de radiación ionizante.
3. La utilización racional de la energía nuclear supone conservar el potencial natural para las futuras generaciones, mediante la utilización consciente de la naturaleza.
4. En el desarrollo de la ciencia y tecnología nucleares y su aplicación a escalas industriales, debe considerarse, con la más alta atención, la conservación del potencial genético como patrimonio de la humanidad.
5. La política proletaria en la industria nuclear supone, como condición indispensable para su concreción la participación de los trabajadores para diseñar y poner en práctica los planes, programas y proyectos acordes con el interés de la clase obrera. Dicha participación ha de llevarse a cabo sobre la base del control de la producción e investigación científica, de la operación e implicaciones de la energía nuclear y, fundamentalmente con base en el pleno ejercicio de la democracia proletaria.
 
Llevar adelante esta política no es tarea sencilla, pero para los trabajadores es urgente, en la medida que tiende a desarrollarse la energía nuclear, lo cual hace aumentar los riesgos de trabajo, accidentes, enfermedades y efectos dañinos a que estamos expuestos los trabajadores de esta industria.
 
Es necesario aprovechar las experiencias anteriores para liquidar la degradación en que ha caído el trabajo científico y tecnológico, bajo el capitalismo, y volver a convertir el pensamiento en instrumento del progreso y bienestar del género humano.
 
Debemos considerar la importancia de la tecnología, tanto en el sistema de fuerzas productivas, como en un panorama más amplio, el sistema socioeconómico. En el primer caso tiene lugar el espacio tecnológico de su consideración; en el segundo el aspecto socioeconómico. Ello corresponde a la dualidad del papel que desempeña la técnica contemporánea en la sociedad. Por una parte, es el instrumento del trabajo en el proceso de producción, por otra, es el instrumento de la clase que la posee. Ambas funciones de la técnica, la propiamente tecnológica y la socioeconómica, pueden encontrarse en distintas correlaciones. Bajo el capitalismo estas funciones persiguen fines opuestos como resultado de la lucha de clases y de su antagonismo. De ahí que el examen de la tecnología y su impacto en el desarrollo, no pueda realizarse haciendo abstracción de factores sociales.
 
Las ideas, en general la ideología, influyen en el mundo material, algunas pueden contribuir al progreso de la sociedad, otras impedirlo. Las ideas burguesas aparecen como freno del desarrollo social, como una barrera. Dentro de éstas hay actitudes críticas, si bien rechazan al socialismo como alternativa real, y entran en contradicciones con el desarrollo social.
 
No solo eso, sino que las principales contradicciones del capitalismo se hacen pasar como cuestiones puramente técnicas, o como consecuencia del desarrollo de la técnica, cuando en realidad es que la hipertrofia de los verdaderos valores de la ciencia y la tecnología es una manifestación del capitalismo que ha usurpado la riqueza y los medios de producción, en beneficio de los intereses de la burguesía y en contra de las masas populares.
 
La ciencia y el desarrollo de la tecnología tienen una gran importancia. Pero si bien los progresos en estos campos crean las premisas para resolver los problemas sociales, no pueden, por sí solos, salvar al capitalismo. Es necesario que el desarrollo de la ciencia y la tecnología, se complemente con la revolución social como única vía de victoria.
     

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David Baena
Sección Centro Nuclear de Salazar del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear.
     
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cómo citar este artículo
Baena, David. 1982. Las implicaciones del trabajo nuclear, tecnología nuclear y política proletaria”. Ciencias núm. 1, enero-febrero, pp. 32-35. [En línea]
     

 

 

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